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Es un lugar muy especial, donde las personas van cuando necesitan ser curadas. Cruzas el umbral de la puerta del hospital y entras en un mundo lleno de esperanza y sanación. No cualquier puerta — una puerta que lleva a un lugar donde las personas pueden encontrar ayuda y estar a salvo.
Y esta puerta del hospital no es cualquier puerta — es una puerta mágica que cura a los pacientes todos los días. Una vez que pasas por la puerta del hospital, dejas atrás el mundo exterior y entras en un terreno sagrado. Aquí dentro, los doctores y enfermeras trabajan arduamente ayudando a personas enfermas. Son realmente como superhéroes, utilizando sus talentos para curar enfermedades y hacer que te sientas mejor. Luego entras por la puerta del hospital donde estás a salvo, protegido, y puedes descansar y recibir cuidados.
Detrás de esa puerta, conocerás a personas maravillosas que son valientes y compasivas. Los doctores, enfermeras y otros trabajadores siempre están disponibles para ayudar. Ellos aseguran que los pacientes se sientan bienvenidos y seguros. Estos trabajadores especiales usan palabras tranquilizadoras, toques suaves y enormes sonrisas cálidas para ayudar a las personas a relajarse y calmar sus mentes. Con su guía y asistencia, los pacientes pueden recuperarse más rápidamente y sentir menos miedo. Es como una gran familia, cuidándote cuando no estás bien.
Este podría ser un momento aterrador para cualquiera que entre por la puerta de mi hospital, incluso con algo de preocupación sobre lo que sucederá a continuación. Podrían estar enfermos ellos mismos, o heridos, o simplemente pensando en alguien a quien aman y que se siente mal. Sin embargo, si te sientes vulnerable, también eres valiente. Encontrar el coraje para cruzar la puerta del hospital y enfrentar lo que suceda dentro. Los pacientes son campeones, y nos enseñan que podemos vencer nuestros miedos y desafíos para salir mejores al final. Esta valentía es algo de lo que todos podemos aprender.
Para muchas personas, solo caminar por la puerta de las (tarjetas) del hospital puede ser una experiencia que cambia la vida. Nos puede enseñar sobre nuestra salud, nuestros cuerpos y sentimientos. No somos los mismos cuando salimos del hospital que cuando entramos. Aprendemos cosas nuevas sobre el autocuidado y el procesamiento emocional (dolor, preocupación, etc.). Salimos del hospital aprendiendo a valorar aún más a las personas y cosas que amamos. La vida puede ser dura, y el hospital es terrible, pero también puede hacernos crecer y ser mejores personas.
Cuando nos encontramos con la puerta de un hospital, enfrentamos una elección consecuente. Es nuestra elección entrar y recibir la luz y posibilidad que trae, o quedarnos afuera atrapados en el miedo de lo que podría estar adelante. Ambos lados tienen cosas buenas y malas. Caminar por esa puerta significa ser valiente. Enfrentar nuestros miedos puede descubrir una fuerza y coraje que nunca supimos que teníamos. Es una oportunidad para ver qué tan fuertes podemos ser.